Por Ricardo Bustos
Entre la lluvia intensa que nos inunda durante días enteros y semejante calor, todo favorece a la llegada de nuevas pestes y no todos los argentinos han tomado conciencia que esto, se quedará de visita en nuestras vidas.
Con el Hantavirus, Dengue, Zika y Chikungunya, nos va la vida y tiene sugestionados a millones de ciudadanos, no es ninguna novedad porque al ser algo desconocido, alimentan fantasmas por todo lo que se escucha desde las diferentes regiones del planeta con su avance, pero si a esta epidemia le sumamos el clima, ya podemos decir emulando a los jóvenes que “estamos en el horno”.
Sea por salud o porque no se soporta el calor dentro de una vivienda, fábrica u oficinas, los ciudadanos que tienen un pasar económico digno, tienen aire acondicionado para superar las altas temperaturas y desarrollar sus actividades con un poco de alivio en el cuerpo y… el carácter, porque te pone de los pelos transpirar todo el día y cuando el calor aprieta, a uno no le paran los fideos por el mal humor.
En el otro extremo, también el ciudadano de escasos recursos, sufre en carne propia los vaivenes de la temperatura por no contar con tan preciado elemento artificial proveedor de frío, por razones más que lógicas, como es la falta de dinero para comprar un equipo o después afrontar el gasto de energía eléctrica en la factura a fin de mes. Un buen ventilador lo ayuda y la sombra de los árboles cuando corre un poco de viento, también acompañan, aunque no siempre ello ocurre. Lo cierto es que como este año recuerdo pocos.
Entre la lluvia intensa que no da respiro durante días enteros, que está provocando una catástrofe en varias provincias del norte argentino y semejante ola de calor, todo favorece a la llegada de nuevas pestes y no todos los argentinos han tomado conciencia que esto, se quedará de visita en nuestras vidas por un largo período.
Sin el menor ánimo de ofender, repito un comentario que escuché en la radio realizado por un Dr. Epidemiólogo.
El profesional hacía hincapié en que gran parte de la prevención radica en la higiene profunda de toda la casa porque en “la mugre estancada” también se desarrollan muchos virus.
No en el caso de la mugre, pero si hablamos de cortes de luz, todos somos iguales, los pobres y ricos en la misma vereda esperando que los cortes no nos castiguen mas.
Todos pertenecemos a la categoría de sufridos habitantes de la desidia, porque nos dejan sin luz a cualquier hora del día, así que de nada sirve tener aire acondicionado, ventilador, freezer o cualquier elemento que tenga un enchufe y ni hablar si los cortes se producen a la hora de la siesta. ideal para destruirnos un poquito más o de lo contrario cuando usted pudo cerrar los ojos para volcarse al sueño reparador de la noche y se despierta bañado en sudor, síntoma característico que el calorcito, entró hasta debajo de su cama. ¿Ahora me entiende? Todos somos pobres cuando no tenemos energía eléctrica.
Las excusas vertidas por los responsables en brindar servicio eficiente son siempre las mismas y quizá deberían cambiar un poco el libreto porque el “mentime que nos gusta” con nosotros no va más. Nos dicen que es el récord histórico, la transportadora de energía, el viento, la lluvia, que fallaron los cables que llevan la energía a la “sala de celdas”, o que falló el transformador Nº 2 y así vamos aprendiendo el nuevo idioma con la bronca contenida y ni hablar de la salud de nuestros abuelos y niños o peor aún, nuestros enfermos crónicos.
Si cada vez que superamos los 40 grados de temperatura tendremos este tipo de problemas, hay algo que no anda bien y los responsables, según parece, recién se enteraron que en Argentina, hace muchos años las provincias, especialmente las norteñas, no tienen más clima subtropical en verano, ahora todo es un infierno de punta a punta, y quizá debamos asumir muy seriamente que esto no cambiará y será una rutina sobrevivir con este tipo de situaciones climáticas.
Es obvio que a mayor temperatura, las posibilidades de brotes epidémicos como los que estamos padeciendo o bien algunos nuevos que aparezcan, deberán formar parte de la agenda sanitaria de los gobernantes. Por exceso de siembra de soja, los suelos no absorben agua y se inundan los territorios de zonas mas críticas por el caudal de agua que no pueden eliminar porque tampoco se han realizado obras que permitan los desagües de las cuencas afectadas. Los pequeños productores son los más perjudicados porque con sus familias llevan adelante emprendimientos que dependen muchas veces del factor climático y lo que está sucediendo en estos momentos, está decretando el certificado de defunción de muchos pueblos pequeños y la búsqueda de oportunidades en otros destinos para sus sufridos habitantes.
«Después de que el barco se ha hundido, todo el mundo dice que sabía cómo se hubiera podido salvar». (proverbio italiano)
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556